Alimentación y migración

ecuadorian-5816255_1920Estudio de nutrición y dietética, muestra cómo la alimentación y migración se adapta en los diferentes países de Latinoamérica, colocando en este caso a Chile como país de referencia y comparación.

Chile, según los últimos datos entregados por la ONU sobre migración, cuenta con 939.992 inmigrantes en el país, siendo este un 4,92% del total de su población, en su mayoría mujeres, país que suele ser escogido para migrar por extranjeros debido a sus condiciones laborales, de seguridad y sociales que se consideran según los estudios, mejores que los de los del país de origen de los inmigrantes.

Dicho esto, uno de los temas que más a dado discusión durante estos últimos tiempos de gran migración a nivel latinoamericano, es la alimentación, dado que, cada país según sus productos y medios, consume alimentos de manera diferente, un ejemplo notorio entre la alimentación chilena y colombiana parte por la dieta, ya que los chilenos estamos mucho más preocupados de que lo que comemos sea saludable. Pero esto no necesariamente se traduce en algo positivo, puesto que los chilenos tenemos casi el doble de riesgo de tener episodios de atracones de comida y utilizar los alimentos como método para calmar la ansiedad. Esto es muy relevante puesto que un mayor conocimiento acerca de una dieta saludable no se traduce en una mejor salud por defecto, es necesario evaluar la forma en que se educa sobre alimentación y nutrición, de modo que una mayor cantidad de conocimientos no significa un mayor estrés por no alcanzar una alimentación saludable.

Por otra parte, se ha encontrado qué si comparamos colombianos migrantes con sus compatriotas no migrantes, aquellos que migran tienen una calidad de la alimentación significativamente menor que sus compatriotas no migrantes en prácticamente todos los grupos de alimentos como frutas, verduras, legumbres, lácteos, etc. Esta disminución se encuentra asociada a lo que se conoce como un estilo de alimentación por conveniencia, es decir, que es de bajo costo, de fácil acceso y alta densidad energética, lo que se conoce cómo comida chatarra. Esto pasa principalmente por el contexto de incertidumbre económica en el que se encuentran los migrantes al llegar a Chile, comen lo más económico y que tengan al alcance de la mano.

Otro aspecto fundamental es que hay ciertas conductas que los migrantes asimilaron muy rápido de los chilenos y la más clara es el consumo de bebidas azucaradas. Colombia tiene uno de los per cápita más bajo de consumo de gaseosas en Latinoamérica y por el contrario Chile uno de los más altos. Entonces cuando los migrantes llegan y se dan cuenta que, a diferencia de Colombia, consumir bebidas puede tener el mismo costo o menor que un jugo de fruta natural, la comienzan a consumir en exceso al punto que incluso consumen más que un chileno promedio.

Nelson Hun Gamboa, Académico de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás Antofagasta y autor del estudio “Factores vinculados a la evolución del comportamiento alimentario, salud física y mental post migración en colombianos residentes en Chile”, explicó además que “si pensamos en cómo podemos mejorar la alimentación de la población migrantes hay una recomendación general: promover una alimentación culturalmente competente, esto significa, que se debe promover la alimentación del territorio de origen de los migrantes, si son colombianos, cocina colombiana, si son peruanos, cocina peruana y así. No se puede estandarizar el estilo de alimentación chilenos, que, por cierto, no es de los mejores en Latinoamérica y así fomentar igualmente la interculturalidad en el país”.

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