Aunque las frutas son esenciales para una alimentación equilibrada, muchos niños las rechazan por razones sensoriales o por falta de exposición. Sin embargo, con paciencia, estrategias adecuadas y sin presionar, es posible lograr que se conviertan en parte natural de su dieta diaria.
La fruta suele estar lejos de ser el alimento favorito de los más pequeños, pese a su colorido, su dulzor natural o incluso los intentos creativos de los adultos por presentarlas de forma divertida.
Según especialistas, la clave no está en la decoración, sino en la constancia y la naturalidad con la que se ofrece este grupo de alimentos en el día a día.
Frutas como la manzana, el plátano o la naranja, habitualmente las primeras que se introducen en la alimentación complementaria desde los seis meses, pueden generar rechazo inicial simplemente por su textura o sabor, algo completamente normal.
De acuerdo al Global Burden of Disease Study, anualmente 3,4 millones de fallecimientos pueden atribuirse a un bajo consumo de frutas, y 1,8 millones, a dietas pobres en hortalizas.
En nuestro país, según empresarios frutícolas, se consume entre un 20% y un 50% menos del mínimo recomendado por ONU Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una de las razones por las que los menores no quieren fruta está relacionada con factores sensoriales: texturas muy blandas o fibrosas, sabores ácidos o aromas intensos pueden provocar un rechazo natural. A esto se suma la falta de exposición habitual o experiencias negativas relacionadas con la alimentación, como presiones o chantajes.
En nuestro país, el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile, asegura que las personas deben comer al menos dos frutas al día o incluso más, siempre que la alimentación sea variada e incluya distintos tipos de alimentos.
Lo óptimo es que de las cinco porciones recomendadas al día, tres deberían ser de verduras y dos de frutas.
Por otro lado, el estudio ALADINO 2023 también indica que menos del 46% de los menores en edad escolar consume fruta con regularidad, y este porcentaje es aún menor entre niños con obesidad (38,3%).
Para revertir esta tendencia, los expertos recomiendan:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos cinco porciones diarias de frutas y verduras, distribuidas en tres de frutas y dos de verduras.
Esta práctica no solo aporta vitaminas y minerales, sino también fibra natural, especialmente si se consume con cáscara, lo que ayuda a evitar el estreñimiento y a generar saciedad, reduciendo la ingesta de snacks poco saludables.
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