Al respecto, la directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Santo Tomás, Karina Tejada Campos, explicó que en primer lugar se debe comprender que “todos experimentamos estrés y ansiedad, se trata de una respuesta natural, normal y funcional frente a situaciones de tensión, desafío, amenaza o riesgo”, agregando que “el estrés es una respuesta fisiológica y emocional, y la ansiedad una forma de reaccionar frente al estrés”.
Según explicó “en el caso del ingreso a la educación superior, este factor externo coloca a las y los jóvenes frente a un desafío, por tanto, en un estado de alerta que avanzará hacia una respuesta adaptativa”, agregando que “lo importante no es evitar el estrés o la ansiedad, ni atribuirle connotaciones negativas, lo que se debe resguardar es una adecuada percepción de los recursos socioemocionales y cognitivos que se tengan para enfrentar la situación, de manera de poder cautelar que el estrés y ansiedad, no sean excesivos, ni se prolonguen generando posibles trastornos”.
Además, la profesional recomendó que “se debe considerar que la experiencia de ingresar a la educación superior es un desafío que también entusiasma, motiva y moviliza un proyecto de vida y desarrollo, por tanto, contar con información sobre el proceso académico, generar redes de apoyo con pares, docentes e instituciones son claves para disminuir la sensación de riesgo e inquietud”.
Por su parte Patricio López Zapata, psicólogo de la Escuela Las Rocas, dependiente de la Corporación Municipal de Desarrollo Social (CMDS), señaló que “es importante recuperar las rutinas con el objetivo de crear hábitos para los horarios, la alimentación y los deberes de estudiante, con el fin de compatibilizarlo todo, no olvidando reservar tiempo para actividades recreativas que les mantengan motivados estudiando”.
El profesional también añadió la importancia de “destacar el lado positivo de la vuelta a clases, promoviendo el reencuentro y sociabilidad, aunque siempre manteniendo los cuidados por el COVID y procurando realizar ejercicios constantemente pues el objetivo de esta práctica es desconectarse de la rutina y reducir el estrés, ayudando al mismo tiempo a mejorar la concentración y el rendimiento académico”.
Todos estos consejos ayudan de distinta manera a sobrellevar los niveles de estrés y ansiedad propios de este período, pero lo más importante es ser constante y mantener los nuevos hábitos y rutinas, contribuyendo de esta forma con nuestra salud mental desde el comienzo del año escolar.
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